Aún hoy, en la Prefectura de Iwate, en el Norte de Honshu, Japón, los miembros de la Asociación Mogusa-to mantienen vivo el interés por el estudio de la espada japonesa.
Sin duda, uno de los aspectos más interesantes de sus actividades se centra en la investigación acerca de la procedencia, influencias y desarrollo de este elemento, cargado en su país de tanta simbología.
Las colecciones que estudiaran, están enmarcadas dentro de una Muestra que recorrerá Japón de Sur a Norte entre los meses de Enero y Agosto, instalándose para ello en tres museos: el Museo de Arte de Sano, situado en la Ciudad de Mishima, en Shizuoka; el Museo de Historia de Osaka, en la propia Ciudad de Osaka; el Museo de la Ciudad de Ichinoseki, en Iwate.
Encontraremos en este interesante muestrario: ejemplares de Warabi-te-to excavados en Iwate correspondientes al Período Heian (siglos VIII-IX); Tachis fechados en los Períodos: Heian, Kamakura (siglos XIII- XIV) y Nambokucho (siglo XIV); Katanas del Período Heian y Muromachi (siglo XIV); Naginatas del Período Nanbokucho; Wakizashi del Período Muromachi; Ko-dachi del Período Kamakura; Tanto del Período Kamakura, etc.
Todas estas piezas de arte, han sido cedidas por distintos Museos del País o por iniciativas privadas.
Los miembros de la Asociación Mogusa-to analizaran una a una las espadas que se muestran en la Exposición. Muchos de estos estudiosos han dedicado sus vidas a estas investigaciones, manteniendo herencias de muchas generaciones anteriores y una relación espiritual con sus propias espadas familiares.
En esta zona del país en la que nos encontramos (Ichinoseki, Iwate) existe un gran número de forjadores (en Japón hay más de un centenar). Familias con una tradición muy arraigada que continúan venerando la espada más como un tesoro familiar que como un elemento de guerra.
Tradicionalmente los historiadores japoneses han sostenido que Bizen (Prefectura de Okayama, en el Sureste de Honshu) es la cuna de la forja del sable, pero ahora comienzan a interpretar que en Iwate, un lugar plagado de minas, pudiera encontrarse el verdadero origen de la aventura de la forja de espadas.
La construcción de un sable era un trabajo muy personalizado, en el que el artista forjador decidía los atributos de la espada, estudiando qué tipo era el más conveniente para cada individuo.
La masificación, debido a la demanda, se transformó en declive en cuanto a la calidad de las espadas, siendo a finales del período Muromachi (cuando se popularizan las armas de fuego) el momento de mayor declive.
No obstante, manteniendo aún una pequeña esperanza, algunos investigadores sostienen que los verdaderos forjadores mantuvieron en secreto la técnica de la forja tradicional -cerrando el paso a la nueva masa de adeptos que surgían en tropel por todo el país- y que esa tradición aún pervive en nuestro tiempo. Encontrar ese eslabón perdido es a la vez un reto para los miembros de la Asociación Mogusa-to.
Otro elemento de investigación es la influencia que otros Pueblos han tenido en el origen y desarrollo de la espada japonesa.
Las miradas están puestas en los Pueblos de Asia Central: Scytas, Tungus, Koguryo, así como en los grupos humanos de la Cuenca del Río Amur. En este sentido las corrientes de opinión enlazan con los estudios del Sr. Egami, un historiador que ha defendido la teoría del contacto entre las culturas centroasiáticas y los pueblos japoneses, demostrando su tesis con los restos de hierro encontrados en Aomori y Kyushu.
En el mismo sentido, Leónidas Marsadalov, un investigador del Museo Hermitage de San Petersburgo experto en Culturas Centroasiáticas, nos responde, preguntado a tal efecto:
“Los pueblos que habitaban Japón en tiempos de la Cultura Escita sí tuvieron contactos con otros grupos humanos asentados en el Este de Siberia. Estos grupos habrían mantenido a su vez contactos con los Escitas de Asia Central. Esto puede explicar las similitudes que en el tratamiento de los metales podemos encontrar dentro de estas culturas”.
Tetsutaka Sugawara, Maestro de Budo e Investigador de la Asociación Mogusa-to, afirma en su Libro “Aikido y Artes Marciales Chinas”:
“La cultura del hierro se introdujo en Tohoku (norte de Honshu) a través del Mar de Japón con los pueblos nómadas de Asia Central. Esto puede constatarse al estudiar la espada warabite-to excavada en ese distrito”.
De interés es, igualmente, esclarecer las razones de la propia curvatura de la espada; en este capítulo existen opiniones muy distintas. Una de ellas señala que ésta pudiera deberse al resultado del colapso de culturas: por una parte las procedentes del Norte (Pueblos Ainus, Islas Shakalin –Karafuto-, Culturas Siberianas, Islas Kuriles –Shichima- y Pueblos Tataros) que aportarían hojas cortas y curvadas; por otro, aquellas que accedieron a Japón por el sur (China y Corea) portando sables más largos y rectos; del encuentro de ambas podría haberse gestado la singular curvatura de la espada japonesa.
La Asociación Mogusa-to fue fundada en 1.990 por el Dr. Koji Mamiya, un erudito Profesor de Literatura que falleció en 2.005. Después de haber investigado durante muchos años en los archivos de la Asociación del Sable de Japón, habiendo analizado unos dos mil ejemplares de auténticas espadas, el Dr. Koji Mamiya concluyó que el origen de la espada japonesa podría estar situado en torno a la Ciudad de Mogusa, en la Prefectura de Iwate, en el Norte de Japón.
El primer Presidente de la Asociación fue el Sr. Ichiro Chiba. Durante su presidencia, el número de investigadores y estudiosos afiliados llegó a situarse por encima del centenar. El segundo Presidente fue el Sr. Koji Mamiya. El tercero -actual dirigente- es el Sr. Hokke Saburo Nobutsuna, un forjador de sables del estilo Yamato-den.
El principal propósito de la Asociación Mogusa es el estudio e investigación de la espada originada en Mogusa, conocida como Oshu, una espada (Kenukigata) que ya fuera utilizada en el Período Heian (siglo X) por Minamoto Yoritomo, de Kanto, y Taira no Kiyomori, de Kansai.
La Asociación edita trimestralmente un Boletín de Investigación. En él los miembros destacados de Mogusa-to reflejan sus ideas, opiniones e investigaciones, en torno a la espada japonesa.
Cada año, en el mes de Mayo, se celebra la reunión anual de la Asociación Mogusa-to. La Asociación está compuesta por investigadores, budokas, arqueólogos y forjadores de espadas, uno de los cuales es Amada Sensei, un afamado Maestro de forja tradicional, nombrado Ningen Kokohou (Tesoro Nacional Viviente) por el Gobierno de Japón. Asímismo, otras incorporaciones procedentes de Kansai (Nagoya, Osaka), Kanto (Tokyo) y Tohoku (Norte de Japón), se vienen sucediendo en los últimos años.
La Asociación Mogusa-to no es aún muy popular en Japón. Investigadores vinculados al estudio de la espada, residentes en el área de Tokyo y Osaka, no tienen aún conocimiento de su existencia; este desconocimiento favorece el hecho de que la Nihon Art Sword de Tokyo decida en ocasiones clasificar las espadas Oshu como Bizen-to. Por esta razón, los miembros de la Asociación Mogusa-to se esfuerzan en hacer público el espíritu de su teoría, transmitiéndolo a otros investigadores y académicos.
La larga epopeya de la espada japonesa tiene en la Asociación Mogusa-to un baluarte más de investigación, un grupo humano dispuesto a mantener vivo el espíritu de una de las tradiciones más arraigadas de su País.
Pedro Martín González